jueves, 14 de julio de 2011

Una chica que quema...

Al lado de su cama una llave encontrarás, parece antigüa, desgastada, ¿Qué abrirá?
Ella tampoco lo sabe, la mira mil veces sin imaginarse para qué será. La guarda como un tesoro, pensando que algún dia lo descubrirá.
Pasan los dias, los meses, los años, hay temporadas que ni se acuerda de que ahí está. Van cambiando los escenarios del teatro de su vida, sus camas van sonando y cantando canciones a la deriva, sus sábanas están llenas de agujeros del fuego de sus cigarros, ya convertidos en kilos de cenizas, como su propia vida. Sus colchones cuentan que hay heridas abiertas, cicatrices sin curar, pero ella sonríe todos los días al despertar...dicen que cuando cierra los ojos y empieza a soñar...¡Quema! se derrite...y luego se queda helada, de piedra...¡Tiene esa cualidad!
Cuando alguien la toca deja de hablar, su cuerpo es fuego que nadie puede apagar. Su sonrisa traviesa de medio lado nadie la cambiará.
Cuentan que la otra noche la vieron pasar, iba caminando al ritmo de la música que sus tacones tocan en cada clavada de talón, iba mirando al suelo, intentando seguir el camino marcado, y cuando miró hacia delante estaba perdida, desorientada...¡Si se sabía el camino de memoria! ¿Por qué su inconsciente lo decidió cambiar?
No pasaba nadie por la calle, solo había oscuridad y una farola en la esquina que parpadeaba sin cesar...justo debajo, le llamó la atención algo que brillaba...se acercó un poco mareada, y se encontró una caja cerrada....
Su corazón acelerado la paralizaba, allí pasó más de 15 minutos parada, callada, hasta que la farola se apagó del todo y salió de aquel callejón corriendo, a todo lo que daba...llegó a su casa al borde de un infarto y buscó la llave que sabía abriría esa caja...¡Pero no! Encajaba a la perfección pero no giraba...
A lo largo de su vida fue encontrando diferentes cajas en los lugares más recónditos, pero su llave no abría ninguna...las llegó a coleccionar, era algo muy extraño, le obsesionaba abrirlas, pero la única manera era romperlas, y eso no podía...
Decían las malas lenguas que era la llave de su corazón, que ni ella misma podría abrir jamás...así que seguirá quemando las sábanas y su alma, hasta que sus cenizas se apaguen y deje de soñar...

Tarni.

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