martes, 29 de noviembre de 2011

Deseo-odio.

Aún tengo tu sabor en mis amargos labios,
y el calor en mis mejillas de pasearme tu barba por todos lados,
arañando mis sábanas me imagino que es tu cuerpo,
que entre cerveza, gominolas y ganas,
me imagino penetrándome debajo de cada ventana.

Dos desconocidos reconociéndose,
dos lenguas retorciéndose,
tres labios mordiendose,
y una desilusión muriendose.

Ganas de joder, en todos los sentidos,
ganas de arañar sin tener que dar motivos,
descongelada por minutos, paralizada con tu lengua venenosa,
y cabreada por querer ser tan pegajosa.

Ya que el amor no puede surgir, deseo-odio ha de ocurrir,
sin quererlo y beberlo, un olor, una excitación, va a surgir,
y el telón, entre aplausos, se va a abrir,
damas y caballeros, comienza la función,
y entre beso y beso, no sonará ninguna canción,
pues tan solo, entre él y yo, y solo a veces, queda una leve respiración.

Tarni.