Y en el balcón estaba Julieta, fumándose un cigarrillo,
sabiendo que Romeo moriría por ella, literalmente.
Con la situación totalmente dominada,
sin poder disimular su sonrisa con una leve mueca, su
corazón ni se inmutaba,
pues a ella nunca le hizo falta ningún veneno para
paralizarla…
mientras que el de él…pobre feliz,
relinchaba en el pecho con el simple hecho de imaginar su
mirada.
Un amor bonito…un amor de verdad…¡A saber qué pasó en
realidad!
El amor es un juego con unas reglas muy sencillas, en el que
dos jugadores se atan el uno al otro una soga al cuello; se empieza desde
cierta distancia (depende de lo que queramos alargar la partida), y cada
jugador va tirando, suave o bruscamente, a la vez que el contrincante le va
ahogando…Del dolor al placer hay un paso, pero siempre gana el que aprieta más,
y pierde el subordinado, suplicando que esa partida no ha valido, que hay que
volver a empezar.
Y mientras Julieta da la última calada a su cigarro se le
ocurre un plan,
terminemos cuanto antes, bastardo, que desde mi balcón,
ahora mismo, jugarás.
Tiraré mis sábanas amarradas para que por ellas puedas
trepar,
pero esto no es desinteresado, pues por un beso mio, si me
quieres, con tu vida lo pagarás.
Romeo, sudoroso, titubea, así que Julieta sus armas decide
sacar…
Empieza desnudándose y su lencería junto a su ropa a tirar,
y ya el resto os lo podéis imaginar…
Antes de quitarse el último zapato, Romeo, sólo, empalmado y
ahorcado está.
Tarni.